viernes, 23 de julio de 2010

Bueno, ha ocurrido al fin!

Retomo el blog para daros una buena noticia. Ha ocurrido. No pensé que iba a ser posible, pero parece que ha ocurrido. La lucha fue encarnizada. Muy dura. Ahora queda lo mas dificil. Espero que lo hagamos bien, y que no nos arrepintamos del esfuerzo. Ha pasado. Ha ocurrido. Enseñandola sin efectos, con algunas maquetas de la musica, sin terminar el sonido. Nos queda un mes escaso para acabar la pelicula y llegar a Venecia. Esperemos que la pongan de las últimas. Cada día es definitivo.

viernes, 9 de julio de 2010

Alucinaciones

Sólo queda un día. Creo que no van a ver la película completa. Vamos, que no. Alejandro no rige, se encuentra escondido bajo el lavabo del baño, presa de un ataque de pánico. A veces tiene ataques de risa abruptos, que cesan de pronto. Yo voy a ver si me tomo un cafe y me visto, porque me he pasado la noche desnudo, corriendo por los pasillos de la oficina, gritando ignominias. Me duele tanto el cuello que estoy pensando en quitármelo y substituirlo por un trozo de corcho. Ya os contaré. Los productores, en un arranque de sinceridad, me acaban de comentar que tengo un día menos de los que pensaba. Eso lo hace todavía todo más entrañable, si cabe. Voy a ver si esta noche tenemos alucinaciones, qué divertido. A partir de la tercera noche sin dormir dicen que empiezas a sufrir alucinaciones. A ver qué pasa. Espero que al menos sean eróticas.

jueves, 8 de julio de 2010

Tres y cuarto de la madrugada

No llegamos. Es un hecho.
Alejandro ya no es persona, es un guiñapo. Está durmiendo en el sofá. Yo he tenido la suerte de que me tocase el suelo, porque, como vísteis en el post anterior, ayer le tocó a él. Sí, es absurdo. Podríamos traer una cama, una de esas hinchables, la Restform de los anuncios, o irnos a casa, sin más. Pero es que la idea es no dormir, la idea es trabajar, y lo de dormir siempre resulta casual. Algo accidental, que no debería ocurrir, y por tanto no contemplado. Así desde hace días.
Yo no podía dormir. Como Harry Sónfor, el mítico compañero de blog que os recomiendo a la izquierda, sufro de insomnio. Son demasiadas cosas en la cabeza. Todo esto tiene un precio. Némesis va a por mí, como me decía mi hermano Javier. Hace mucho que no duermo bien, y mastico orfidales como chicles. Lo sabéis del rodaje. Ahora no tengo, porque se suponía que no íbamos a dormir, y así ha sido, efectivamente.
Alejandro descansará otros veinte o treinta minutos. No sé si despertarle a las tres y media, o a las cuatro. Mejor a las cuatro. También tiene problemas. Hace siglos que no ve a su mujer y a su hija Malena. Vive aquí, en montaje, desde hace meses. Su mujer, maravillosa, le quiere con locura, y le echa de menos. No digamos Malena. Ha llamado a casa para festejar el gol. ¿Has visto el gol? Decía.
El ambiente es apocalíptico en la calle, y francamente, no ayuda mucho. Las bocinas y los gritos se mezclan con el barullo de nuestra película formando una espesa crema de ruidos que termina enloqueciendo.
El montaje a marchas forzadas puede resultar inquietantemente neurasténico. Las tomas, las canciones y los diálogos se repiten una y otra vez como una pesadilla. Los fantasmas del rodaje surgen de sus tumbas.
Ha habido un momento en que Alejandro se ha quedado como paralizado, estático, inmóvil en un plano. Daba vueltas alrededor de él, como buscando algo. Hablaba de su mujer, de su hija, mientras intentaba encontrar el punto de corte. Hablaba de fútbol, de lo mucho que me quiere, de cómo he hundido su vida, todo al mismo tiempo. Su mente empezaba a disociarse, fragmentando las ideas como si su propio montaje mental se descompusiera suavemente. Hablaba de su pueblo, Necochea. Hablaba de su hermano Martin, que le aconsejaba dejarlo todo y dormir, ser una persona seria, dejar esta vida de planos y diálogos y músicas, y bocinas y fútbol y tres de la mañana. Alejandro no quiere, porque ésta es su vida.
Planos de Sancho. Contraplano. Plano de Sancho cámara B. Corto, medio. El travelling. La cámara al hombro de la tercera toma. ¿Dónde están los planos de la Canon? ¿No había rodado yo una reacción en el corto, por si no funcionaba el travelling? No. Es verdad, quería hacerlo, pero no pude. Espera, pásalo de nuevo. Hay una pausa. ¿Puedes quitarla? Sí, pasa al contra y pones el comienzo del diálogo sobre... Eso. Oye, ¿y si montamos primero el plano medio y así entra el inserto a la mitad y la cámara B, que no tiene foco, entra más tarde? No, prueba otra cosa. Hostia, se ha colgado. ¿habrá salvado? No veo a mi hija. No veo a mi mujer. Hay que llegar.
Alejandro se funde y yo le digo que se eche un ratito. Alejandro se tumba y ronca al instante. Alejandro es la persona más hermosa del mundo. Yo soy un miserable que le tortura, y él se deja, porque es su trabajo. Perdóname, ahora que duermes en el sofá. Perdona todas estas horas crueles lejos de tu familia, encerrado delante de un monitor, dando vueltas y vueltas a un estúpido plano. Son las cuatro. Dios, perdóname, amigo mío, porque voy a despertarte. Alejandro es un montador, yo soy un director y aquí no hay quien duerma.

martes, 6 de julio de 2010

Némesis


Llevamos varios días encerrados y concretamente dos sin dormir. Alejandro es un cadáver, es Dorian Gray sin cuadro, es un rostro deformado por el dolor y el cansancio, caricaturizado por la vida. Nos arrastramos al abismo. Hoy no dormiremos tampoco, ni mañana. No comemos, fumamos, nos comemos los cigarrillos. El Final Cut echa chispas, se cuelga, se amodorra, llora. Damos a save cada cinco segundos, ateridos de horror y miedo. Los dioses se ríen. Némesis. Hoy es el día de la ira de la diosa cruel y despiadada. Expiaremos nuestra soberbia sudando sangre.





Pero llegaremos.







Llegaremos.