Youssaf, ecce homo
Youssaf, esa persona transfigurada por el dolor y el sufrimiento, sabedor de todos los problemas de la producción porque está en rodaje como un clavo, y entiende lo que ocurre y cómo se trabaja, a qué nivel de presión atmosférica tomamos las decisiones, y el esfuerzo inhumano que hacemos el equipo entero por sacar esta película adelante, me ha respondido a mi misiva acerca de las horas extras. Su estilo, sarcástico y elegante, adornará este blog que no es en ningún modo unilateral y castrante. Todo lo contrario. Aquí caben las opiniones de todos, por muy poco fundadas o tristemente previsibles que sean.
Reproduzco literalmente la respuesta a HORIZONTES LEJANOS, la entrada acerca de las horas extras, porque el texto se lo merece. Tiene el tono que me esperaba de madre comprensiva, que cuida de sus alocados chiquillos. Y eso me gusta. Sin embargo, apuntaré unas ideas, como pequeñas guindas a esta inmensa tarta. 1. La caravana no estaba prevenida. La llamásteis más tarde, exactamente cuando la pedí. 2. Domingo intenta minimizar los males, porque es bondadoso, y en eso se equivoca. Debería decir las cosas más cruelmente. 3. Tú podrías al menos "intuir" cuantos planos quedan, al final del día. 4. Gracias por pensar en el futuro. Yo también lo hago, pero voy a empezar a dejar de hacerlo, y que se busquen la vida tus señores productores. No me pienso cargar la película para salvarles el culo. 5. No puedes hacer mejor tu trabajo. Sólo quería tomarte un poco el pelo. Te quiero mucho, y te respeto aún más.
LA MISIVA DE YOUSSAF
Te quería contar algo, darte un masaje epistolar para descargarte los nudos que tienes en las cervicales, estas manos que rodean tu cuello y aprietan también quieren darte un masajito en el cuello, para que te relajes y disfrutes, pero no tengo BLOG. Pensaba ponerlo en el tuyo por si los comandos que te acompañan mientras cada día tomas la colina de la hamburguesa tuvieran también interés en qué es lo que se ve cuando se mira al Horizonte Lejano, además de al pastor y su oveja. Pero no tengo blog, así que te regalo aquí estas reflexiones y tu decides si compartimos estas al igual que las otras:
“LA MIRADA DEL OTRO”
(Oda a la Hora – La Bienpagá)
Cuando llega la fatídica hora, esa de pedir o no la HORA, la que inspira mirar hacia Horizontes Lejanos -quizá con la esperanza de hallar ahí la coherencia, la paz espiritual, el sentido común, quizás simplemente porque en la cercanía, en el entorno, ninguna mirada te sale al encuentro sino que parecen focalizadas en los nudos de los propios cordones; cuando ves que la realidad (y el sentido común) señalan con grandes flechas de neón rojo hacia que, si quedan TRES planos, es de CAJÓN que no se va a acabar a la hora prevista; y preguntas “¿cuanto queda?”... por nada, por aquello de que crees que lo correcto es que el equipo sepa que va a pasar: si es que en breve van a oír “hemos terminado por hoy!” o si deben ir pensando en anular sus compromisos de cena. Y preguntas de nuevo “¿Cuanto queda?”, se lo preguntas a uno, al otro, al de más allá ( al Dire no, con los años sabemos que existe un protocolo, ese protocolo que, desde que el cine es cine, viene perfeccionándose para que todo el mundo conozca, ya hasta con sutiles gestos corporales, que es lo que está pasando –hasta el más mínimo detalle, como que si la hora se PAGA o no se PAGA).
Y preguntas una vez mas, ya cercano a la hora CERO: “¿Cuanto queda?”, y te responden que hará falta hacer unos 15 minutos - “minutillos” (así son mas cortos, insignificantes, no sé si al denominarlos “minutillos” te están insinuando que no hay que molestarse ni en pedírselos al equipo, se paguen o no se paguen); nos queda una ‘gruita’, un traveling-cito’ y un ‘contrapicadito’, a ver si agregando el diminutivo convences al de la Mirada al Infinito de que estaremos fuera de ahí en menos de lo que dura el caldo en el termo. Y claro, tu llevas la mirada al infinito porque de hallar la respuesta se te hace patente que no será en la cercanía.
Cuando ante la fatídica pregunta “¿cuanto queda?” a los que preguntas de pronto se les torna interesante el dibujo de la moqueta del decorado, en ese instante alguien, querida señora mayor, ALGUIEN tiene que poner la mirada en lo que usted con mofa cariñosa (pero mofa al fin y al cabo) identifica como ‘barquito de vela’, pero que en realidad es hacía El Buen Puerto, hacía Tahití, porque cuan Fletcher Christian quiere calcular la probabilidad – REAL- que hay para alcanzarlo. Ahí, querido capitán, es donde está la mirada, mientras uno se debate en si verdaderamente ASÍ está ayudando a su capitán, racionando el agua y la carne de tortuga, o si no es mejor ser ‘amiguete’ y darle todo lo que pide. No sé, quizá lo aprecie más en esos momentos en que, como Javier el protagonista, encerrado en los bajos de un decorado, se quema con la hora que es la plancha, su propia mejilla en la que lleva tatuada la marca de SU compromiso. Pero quizá sea mas ‘cool’ (y requiere MENOS horas te lo puedo jurar; PROPIAS, no las que abollan el presupuesto como el mazo sobre la cabina) decir que SÍ a todo: helicópteros? como en Apocalypse. Cruces? Más que en Espartaco. Elefantes? Todos los de la Senda. Figuración? como los de Intolerancia. Caravanas? como en Cimarrón. Cañones de calor? Como los de Navarone. Mas madera (de balsa) ES LA GUERRA! Pero.... ¿y cuando después de tomar Da Nang volvamos a Saigon? las mezclas? Y la revelación de que las únicas mezclas que se podrán costear sean las que hagas con lo que quedara del caldo y el napalm? ¿Y que en vez de Roque Baños te tienes que conformar con que la BS te la compone Georgie Dann (que creo que tiene algo de belga)?
Pongamos un palio blanco a modo de vela en esta nave en forma de cruz, viento en popa, y con muchas ruedas; pero, querida señora... ¿y los frenos?
Pagar o no pagar la hora? Mejor no hacerla, no crees? Aprovechemos las anteriores 12, sobre todo las DOS primeras. ¿De que sirve la boina verde, la pintura camuflaje en la cara, y el cuchillo de caza entre los dientes si la lancha anfibia se nos desinfla a mitad del Mekong?
Ahí es donde se posa la Mirada Metafísica y no en el barquito de vela. Y ahí es donde está el pensamiento, y no en el alma propia.
Ah, y ya que me tienes por cicatero con las HORAS: yo, sin que lo percates, además de las ‘reglamentarias’, a TI te regalo unas 8 cada día (las que SI me puedo permitir sin titubeos, las MIAS).
Y lo hago con gusto. Y desde el afecto que te tengo.
Pero no son de ‘Combate’ entiendo que no sea lo mismo. Igual que no es lo mismo una cebra que un burro pintado, ni una jirafa que una llama con cuadros. Pero pudiste bailar con el “Corazón Contento” en vez de la canción de los pajaritos en belga. La botella medio llena.
En cuanto al equipo, los que han trabajado conmigo anteriormente saben que no soy de los de “la ligera omisión” ni de deslizar la “Hora Supositorio”, pero por si alguno tuviera esa duda, te agradezco que voz en alto lo aclarases a “TODO EL MUNDO”. Así nos aseguramos que las cobra hasta la horda de gorilas y el Hamilton que los fotografió. Total, las horas son solo armarios de balsa - o ruedas bajo la cruz: una mas, una menos, que mas da, la cruz se mantiene firme y se desliza suavemente hacía el centro del croma sobre la moqueta que imita el suelo del Valle, esa moqueta cuyo dibujo de pronto atrae las miradas cuando preguntas: “¿Cuanto queda?” Cada hora más, una violonchelo menos. El presupuesto, al menos el nuestro, TUYO y mío, a diferencia de las miradas, se asienta sobre horizontes FINITOS. Muñeca o balón, ya sabes.
Fatídica la pregunta, pero la hago para que no me la tengas que hacer tu antes de que alcancemos ese horizonte lejano (ahí donde clavo la mirada), la otra orilla del Mekong: “Cuanta pasta queda?” Quiero proporcionarte cada mañana el napalm Y el caldo, no llegue el día en que te tenga que preguntar: Napalm O caldo?
Un abrazo mi general, a sus órdenes; aquí me tiene, fíjese por donde, REGALÁNDOLE las horas.... para que al león (o lo que quede de él) no se lo devoren las horas, cuervos negros, antes de que lo pueda acariciar el niño. A picotazos (‘picotacitos’): una horita aquí, una caravanita allá.
Para que tengamos caldo hasta el final, que también importa porque sin Caldo no hay Gloria.
Ah!, por cierto, el napalm lo he conseguido a 8,95 el litro, ¿cuantos necesitas mañana por la mañana?
¡Feliz Día de los Goya!