martes, 30 de marzo de 2010

En un hotel


Dioses en el celuloide.

Resulta que me estoy mudando de casa, y mañana traen las cosas. Por eso estoy durmiendo en un hotel, con mi hermana y las niñas. La vida se torna complicada, agotadora y divertida, dependiendo de la temporada y los guionistas. Yo no sé en qué temporada de mi vida me encuentro, si en la tercera o la cuarta. Está claro que la cadena ha decidido apostar fuerte por un cambio de rumbo de las tramas. Mi vida es ahora un torbellino de turning points salvajes que están elevando violentamente mi share mental.

Todo este tiempo sin escribir responde a una serie de subtramas relacionadas con la falta de ADSL en mis venas. Se trata un producto lisérgico de la rama del LSD, pero con las letras revueltas. Con el tema éste de pasar una noche en un hotel a cincuenta metros de mi casa, he pillado unos gramos de conexión que me permiten esribir y contar qué pasa.

A ver si mañana o pasado empiezo a colgar fotos de rodaje que tengo acumuladas e informaros de cuál es el estado de la producción, mientras descanso esta semana santa, y recupero fuerzas para el tercer asalto: el montaje.

Me espera una edición complicadísima, con docenas de tomas únicas, planos desenfocados y demás dramas. Sé que lo tengo, que lo que funciona en la cámara uno no funciona en la dos, que en la toma tres está la reacción buena para la mirada de la toma dos de la segunda cámara (a ese nivel toda la película): desentrañar el jeroglífico me llevará meses. Un auténtico trabajo de chinos.

Nunca nadie me ha colocado en una situación tan extrema. Nadie. ¡El demonio les confunda!

viernes, 19 de marzo de 2010

Vivir rodando


En casa, en Madrid. Agotado, rendido, pero vivo. Todo es demasiado fuerte, sí. Terminamos en Alicante, con buenos planos, con especialistas, gente colgada, saltos al vacío, cromas, tracks. Ferrán tiene un trabajo acojonante, apasionante. la posproducción va a ser una locura, enfebrecida y compleja. Me quedan tres días de rodaje y una jornada de helicóptero y acabo.

Ayer invocamos a Cthuga, ingiriendo alcoholes, abriendo vinos, buscando el maridaje entre los quesos y las cosechas. Probamos la posibilidad insana de yuxtaponer diferentes sustancias en el mismo estómago. A Cthuga le complace ese ritual obsceno. Nyarlatothep se nos apareció a cosa de las tres o las cuatro, en su avatar oscuro de egipcio elegante. En este caso, vendía sombreros y rosas intentando pasar desapercibido, pero yo le reconocí. La Nada más insondable brillaba en lo profundo de sus ojos. Sonreía ladinamente. Sus alaridos me hicieron sangrar por las orejas. Miles de cuerdas vocales retumbando al unísono como tambores en Calanda. Sentí el placer enfermo de su conversación, susurrándome blasfemias. Todo eso hizo que necesitase una buena paliza. Suplicaba a la gente que me golpeara, y ante mi asombro, nadie quiso darme el gusto. Romperme la nariz, por el amor de Dios, gritaba. Calonge me defendía. Quería sentir el alivio de un dolor físico, para tapar el dolor moral que me aqueja. El rodaje se acaba. Nada hay más angustiante que tocar el cielo con las manos y sentir como alguien te tira de los pantalones hacia abajo. Qué delicia. Qué pena.

Bueno, hablaremos de todo esto con calma.

lunes, 15 de marzo de 2010

Demencia



Ya nada es real. Nada es sensato, nada es racional. Nada es como uno se imaginaba. Todo es más. Más de lo que se intuye, espera o soporta. Hay que estar alerta. Hay que estar a la altura. Es imposible. El día a día me supera. Un sólo día es superior a mí, es inabarcable, imposible, imbécil, demasiado jugoso, impenetrable, ininteligible, abrumador. Tengo esa sensación... Me encantaría poder parar, poder detener un instante el proceso, refexionar. Pero no sólo es inútil, es idiota, es infantil. Las cosas ocurren, pasan, suceden. En un torrente, en un frenesí. Como una cascada. Los acontecimientos, los hechos, las secuencias... Son casi fotogramas, son flashes estroboscópicos. Ahí están las personas, mis seres queridos, las emociones, como ametralladoras, pasando delante mío, inasibles. No puedo detenerlas, ofrecerles un segundo de mi atención. Soy espectador de un huracán absurdo, de un tio vivo imparable. Y hay que decidir. Hablar, comportarse. Amar, pensar, soñar. No puedo. No tengo tiempo. Dios, no es justo. O sí.

¿Lo he provocado yo? ¿Es una manera insidiosa y hostil de evitar la responsabilidad madura del juicio? ¿Es quizá mi manera de escurrir el bulto? Si todo es tan rápido, no puedes pensar. No, algo permanece, Parménides no era un idiota. El río ése sigue ahí. La guerra no es el principio de todas las cosas, maldito Heráclito. Joder, ¿o sí? Heidegger-Eugen Fink: Heráclito-Parménides. Si hubiera entendido ese maldito libro, ahora no tendría problemas. Algo, por cojones, permanece. El amor. La amistad. Permanece. Decidme que sí.

viernes, 12 de marzo de 2010

Me arde la cara


Desde la cama, escribo una pocas líneas. Hoy hubo rueda de prensa a la que no asistí, por no decir algo de lo que luego podría arrepentirme. Después, recuerdo rodar con el mítico FOFITO, una leyenda, un auténtico personaje esencial en mi vida y en la de tantas personas de mi edad. Todavia hay personas a las que respetar. Interpretando además un pequeño papel dramático con una maestría inigualable. Por último recuerdo un león. Tomas con niños y un león. Santiago estuvo formidable, como siempre. Hoy he rodado un par de planos no totalmente desdeñables. Agotado, tras catorce horas de exponerme a la radioactividad, me desplomo. Me arde la cara. ¿Por qué? Como si hubiera pasado un bochorno ignominioso. ¿Me siento ridículo, es vergüenza ajena? Me arde la cara. Algo ha pasado hoy, indigno, innoble. Algo que mi organismo detecta, y mi consciente oculta, abochornado. No sé qué es. ¿O sí? ¿Qué hace que mi cara me queme? No es el sol. Algo no me ha gustado nada, el comportamiento de alguien, un gesto, una frase. Algo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Blasfemias e ignominias en la madrugada


Bien. No tengo tiempo. Ya es un clásico. Hoy hemos tenido drama, como siempre que entramos y salimos de un decorado. Drama al entrar, porque tardamos un huevo en comenzar, drama al salir, porque nos quedan diez mil historias que rodar. Hoy hemos cagado como la armada invencible frente a la Pérfida Albión. Era imposible. Además, os confesaré una cosa. Me toca los cojones el famoso dilema:

QUEDAR BIEN O QUE QUEDE BIEN

¿Qué prefieres? ¿Quedar bien, y rodar de puta pena? ¿O que quede bien, es decir, pinchar porque tu plan de trabajo está minado y torpedeado por problemas, y rodar de una manera insensata pero no catástrófica? ¿Sabíamos que nos quitaban media hora todos los días por desplazamientos? Nooooooo. Claro, hoy habríamos acabado todo de puta madre, si durante estos cuatro días no me hubieran quitado esa media hora. Pero para eso necesitaríamos haber dormido en Alcoi, con el subsiguiente gasto. Youssaf, ese paladín del buen hacer, valedor de la cultura occidental, echará la culpa a dirección, por supuesto, pero que sepa que controlamos sus perversas tretas de malévola vieja productora. Y sé que todo es culpa mía, vive Dios. Pero no le eches la culpa a Domingo, porque Domingo sí que encaja los bolillos, y tan bien como tú, pequeño Boukhari, ominoso amigo. La culpa es mía, y sólo mía, porque desde mi posición de señora artista os enfrento y os lanzo al desastre a los dos. Soy yo, y nada más que yo, el culpable de vuestras disputas colegiales. Yo dije que sí a este sin Dios, mientras Gerardo cohabita con las ninfas de Hiperuranio. Y bienvenido sea, a ver si eso le sirve para producir mejor. Tengo humor todavía para tomármelo así, y contároslo. Mañana la situación será tan desesperada que no cabrá un ápice de risas en el inmenso pajar de las hostias en el que habitamos. Mañana si que habrá que sonreír. Ebrio de dolor y de alcohol os maldigo, sabedor que el primero en ser ahorcado seré yo mismo, con la soga que os ofrecí, en mi infinita soberbia.

No sé si los lectores de mi blog entienden este texto, pero es una auténtica escuela de cine. Santa madre de Dios, si los que hablan de este negocio supieran cómo se entretejen los sueños... Si entendieran la mecánica de producción de una película. Si alguien supiera qué condenadamente difícil es hacer que esta locura encaje, y tenga forma... Dios. Malditos seáis. Sobreviviremos. Acabaremos con todos vosotros, y no sé quiénes sois vosotros. ¿Yo mismo? Me voy a la cama. Malditos.

domingo, 7 de marzo de 2010

Lista de lugares imprescindibles para ser feliz


GRANDES RESTAURANTES DE ALICANTE
Basta ya de llorar. Adjunto una lista de lugares absolutamente increíbles en Alicante donde se cena que te mueres.

TABERNA DEL GOURMET
El mejor. Pan de cristal con tomate y sal. Sencillo y absoluto, como el sexo, el mar y las estrellas. Lo congelan y lo calientan en el horno. Una película de pan cristalino que se rompe en tu boca mientras se llena de sabores profundos: el tomate, fresco, líquido, y la sal marina. Una estupidez sencillísima elevada a arte máximo, a ritual primigenio, a encuentro con lo divino. Momento orgásmico y lujurioso: el huevo con trufa a 65 grados. De llorar. De llamar a tu madre y contárselo.

EL PORTAL
El pan de cristal exquisito. Aceite italiano sorprendente. Arenque con aguacate, un postre explosivo. Chocolate con aceite. Lágrimas. Felicidad. Sergio es un genio. Trabajó con Abraham, en el Viridiana. No hay nada más grande. Ayer vino a la fiesta del rodaje. Es un genio. Al loro con los vinos. Su somelier es un sabio, es como Gandalf. Que elija él. Piensa en lo que comes, en lo que te conviene como persona, en quién eres, en lo que te hara mejor persona. Descubriréis vinos sorprendentes.

MONASTRELL
Pan de cristal de nuevo. Una locura: ostras con sake caliente. Indescriptible. De alucinar. Felicidad en estado puro. Cenamos en la barra, pero el miércoles inauguran el restaurante. Allí estaremos los primeros. Dios es bueno.

PIRIPI
Delicioso. Los calamares a la romana, en realidad llamados rabas, en euskadi. No como en Madrid, que lo hacen fatal. Acojonante. Y las berenjenas fritas, como patatas. Y alcachofas fritas. Suspiros, pasión. Delicioso. Los camareros, eso sí, un poco resabiados.

NOU MANOLIN
Precioso. Elegante. Sobrio. El huevo a baja temperatura buenísimo. Pedí dos. Con setas incomprensiblemente deliciosas. Las berenjenas, los pajaritos, las alcachofas, los calamares. Todo buenísimo.
Dios bendiga a esta tierra. Donde se come bien, se vive bien. Y si se come bien es porque hay cultura, hay sensatez, hay alegría, hay sabiduría, hay buenas personas. la comida es lo que nos une a la tierra, a la vida, a las cosas. LO QUE ENTRA POR NUESTRA BOCA NOS DEFINE, NOS CONSTRUYE. Sí... (no penséis en felaciones, por Dios) ...Es posible ser feliz. Aquí sí.

sábado, 6 de marzo de 2010

El rugido de los leones bajo tierra


Bueno, esto es lo máximo. Se me acaba de borrar el post. Un par de horas escribiendo.

Ya no me apetece volverlo a hacer. Debería escribir otra cosa. Qué horror. Qué horror es el trabajo inútil, el dolor de lo perdido porque sí, la angustia del sufrimiento que no va a ningún lado, que se agota en sí mismo.

Contaba cosas bonitas y amargas de estos días. Intentaba resumirlo todo, pero es imposible. Recuerdo cuando me apetecía contar momentos angustiosos de manera divertida, para disolverlos con una risas. Hace mucho que pasó esa época dorada. Ahora sólo siento un tremendo cansancio. Que se me haya borrado el post me jode hasta la exasperación.

Sólo quiero enumerar algunas sensaciones. No puedo volver a escribirlo todo.

El rugido de los leones en los túneles, bajo tierra. Era como el sonido del metro pasando cerca, o una tempestad en la distancia. La boca de la elefanta, como una enorme vagina caliente y sonrosada. Su lengua blanda y carnosa. No puede evitar besarla. Jugar como niños, en un carrito, Calonge y yo, tirados por Txitxo, cuando se fue la luz, en medio de la lluvia, la otra noche. El frío, la ropa calada, el barro, las sombrillas tapando a los actores. Leones en el combo. Rodar con leones en el combo, a un metro de mi nariz, que me impedían escuchar la toma con los rugidos. Carolina tragándose su propio vómito, dando vueltas boca abajo, colgada de la tela, para no parar la toma. Querer matar a Tallafé por joder un plano con más de cien personas implicadas. Un mono protegiendo a su hijo de nosotros. Sentir miedo y disimular frente a Villén, para no angustiarle. Su mirada de amigo, cálida y reconfortante. Gritar, que me griten, oír gritos allá, a lo lejos. Domingo, el gran Domingo, desesperado. Emborracharme hasta las cejas. Hacer el ridículo y no importarme porque estoy entre amigos. Querer llorar de impotencia, y hacerlo, a escondidas, sin que me vean. Reírme a carcajadas, cuando algo ya es inevitable. ¡La felicidad que da sentir algo como inevitable! Imagino que justo antes de saltar al volcán te mearás de risa. Sentirme querido, protegido, apoyado, por mis técnicos. Por mis cámaras, por efectos, vestuario, maquillaje, por producción, por dirección, por mi conductor, por todos. Por mis actores. Por mis amigos de la profesión. Sentir su esfuerzo, su dolor, su trabajo, su entrega, sentirlo en mis hombros, pesándome como hierro. Saber que todo eso esta en manos de un inconsciente, de un idiota. Saber que soy yo el único responsable directo del sufrimiento de los demás. Saber que les empujo todos los días contra una pared, y acerco la oreja para escuchar cómo suena el golpe. Oh, Dios, esto lo tengo que hacer literalmente la semana que viene. El rugido de los leones bajo tierra. Eso fue lo mejor.

jueves, 4 de marzo de 2010

No soy capaz de hablar.


Imperdonable. Demasiado tiempo sin escribir. Imagino que entendereis porqué. Sencillamente, la situación ha dejado de ser, digamos, literariamente descriptible. Hay cosas que ya no puedo contar, son demasiado dolorosas. Por otro lado, el fuego cruzado en los frentes me impide la escritura. No hay tiempo. Hoy, os informo, comenzamos el rodaje en Alcoy. Ayer salimos de las cuevas, negros como el tizón, tras varios día bajo tierra. Rodé con Sancho sus últimas secuencias, y, antes de eso, tuvimos las famosas secuencias de cromas en Alicante. En Alcoy rodaremos los exteriores del circo. Cuatro días. Dias y noches. Despues ya solo nos quedaran las ultimas secuencias en la ciudad de la luz.

A ver si me llevo el ordenador y puedo hacer algo.