NOTAS DEL DIRECTOR
1. POR QUÉ
Hago esta película para exorcizar un dolor en el alma que no se me va con nada, como las manchas de aceite. Yo lavo mi ropa con las películas. Me siento ridículo, horrorosamente mutilado por un pasado maravilloso y triste, ahogado por una nostalgia de algo que no ocurrió, una pesadilla informe que me impide ser feliz.
Quiero aniquilar la rabia y el dolor con un chiste grotesco que haga reír y llorar a la vez. Quiero quemar con ácido las heridas que me escuecen por la noche, cuando la angustia es insoportable y los demonios que viven a mi lado, susurrándome al oído, se vuelve dolorosamente reales.
Yo soy dos personas, puede que más. Distingo a un niño malcriado, cobarde y cruel, que disfruta haciendo daño y pellizcándole el carrillo a los débiles de espíritu. Sé que me odia y quiere destruirme, pero la única manera de que no siga dentro de mí torturándome, es dejarlo salir. Que disfrute, que se ría a carcajadas, que vomite sobre el celuloide.
También hay una señora mayor amargada, consciente de su edad y de su ignorancia, y sobre todo, de su culpabilidad. Le gustaría amar intensamente, pero sabe que no es posible. Quiere agradar, desea enloquecidamente que, si ella no puede disfrutar, al menos pueda hacer felices a los demás.
Quizá esos dos extraños personajes definan la película. Su lucha es resumen de mi vida, de lo que he visto a mi alrededor, un espectáculo confuso y absurdo, grotesco y decepcionante, pero, por otro lado, asombrosamente entrañable en su estupidez. La única dignidad, la única salvación para este infierno de cobardes es un buen chiste, una comedia, una pantomima que disuelva la bilis que inunda la superficie pegajosa de la realidad.
2. CÓMO
Quiero rodar rápido y mucho, ametrallar la película con secuencias dolorosas y chirriantes, que hagan reír o llorar indiscrimidamente. Quiero hacerlo con actores nuevos, algunos desconocidos por el gran público, para así pillarle desprevenido, sin argumentos.
3. CUÁNDO
Quiero que la película transcurra en el 73, cuando tenía ocho años. Recuerdo aquello como un sueño o una pesadilla ininteligible.
El franquismo en su declive es como la prehistoria de mi vida. Allí se ocultan animales salvajes, muertos de hambre y pena, asesinos, y mis hermanos, mi madre, y sobre todo, mi padre.
Quizá es el año en el que la realidad se ha parecido más a los sueños. El Lute, la muerte de Carrero Blanco, los payasos de la tele, forman un todo indivisible en mi cabeza. No sé quién era payaso y quién niño en aquella extraña alucinación.
El terrorismo, la infancia y la televisión son conceptos que se mezclan, se yuxtaponen en mi cabeza, formando una especie de enigma, de jeroglífico que necesito descifrar.
Alex de la Iglesia, 2009
¡Buenos dias Señora!
ResponderEliminarThere and back again!
Es la época de mi hermana... de la que yo heredé cintas antiguas de cassette, tebeos de Anacleto, programas redifundidos de TVE... Es un tiempo fascinante para este pais. Exprimelo a tope. Sabadabada.
ResponderEliminarCon el permiso de la Señora me he quitado el traje de astronauta que para estar en un circo no pega mucho, y me he puesto este look mas de trapecista.
ResponderEliminarQue bien escribe Señora y que ganas de ver ya la película.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ay, Anacleto, ese sí que era un agente secreto ktkagas: 'Me llamo Cleto, Ana, Cleto'
ResponderEliminarjajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja
Qué tiempos aquellos anteriores a mi pero aún así tan presentes, aquellos niños afortunados que crecimos con 'La Bola de Cristal', flamante heredera de todo aquello ;D
¡Que lío me estoy haciendo con los enlaces!, estoy siguiendo el blog por dos lados?, ¿porque sigo en un enlace con el traje de astronauta?. ¿La bruja avería tendrá la culpa?, jijiji.
ResponderEliminarA mí todo esto me pilla de nuevas. Es lo que tiene ser un child of the eighties.
ResponderEliminarEscalofriante confesión. Esperemos que exorcize esos monstruos que alberga en su interior.
Te advierto que ver un cuadro de un payaso triste genera en mi interior un repelús que más que a drama me suena a película de terror. Los aborrezco, les tengo fobia... jajajaja
ResponderEliminarEscalofriantes palabras. Sobre todo porque me siento terriblemente identificado con ellas. Debe de ser hermoso tener el talento de convertir tanto dolor en arte. No sé si quitará el dolor, pero seguro que ayuda. Mucho ánimo
ResponderEliminarque miedo me da esto, me parece que va a ser una explosión cinematográfica. Me recuerda a esa escena en la que el actor va eligiendo armas cada vez mejores y no se decide por ninguna, me imagino una señora con un bolso con ladrillo, después un bastón con katana, un paraguas escopeta, y de fondo una balada triste de trompeta. Miedo me da, señora, miedo me da ver su prehistoria de cerca.
ResponderEliminar...sin palabras...
ResponderEliminarFantástico, Alex. Ya estamos disfrutando con la película...
ResponderEliminar(Por cierto, lo mismo me he perdido algo, pero pensaba que la próxima película era la Mancha Amarilla. Espero que siga en proceso...)
Animo, suerte y disfruta!! :)
A ver cómo se las apaña señora mayor para terminar el rodaje, empezar la postpro y supervisar la gala de los Goya 2010. Además este año hay que hacer una gala como nunca. Es más, puede incluso haber una paradoja cinemato-temporal porque se me ocurre que si se presenta a alguna candidatura y la gana quiza se tenga que dar el premio a usted mismo. Jo! Qué fuerte Doc!
ResponderEliminar"La mancha amarilla" me suena a título de peli porno en la que se abusa de la lluvia dorada: la que Alex tiene en mente hacer es "La marca amarilla" :)
ResponderEliminarJajajaja... gracias Marvin! :D Si es que no se puede escribir sin haberse tomado un café... :) Mis disculpas!!! *^__^*
ResponderEliminarEstimada señora Adela Iglesia.
ResponderEliminarSiempre intuí que era usted un melancólico anónimo. Siempre intuí que en ese universo de planetas en los que solo habita un ser, era usted la presidenta de la comunidad.
Gracias por compartir la soledad, su pensamiento y la agridulce sensación de insatisfacción que da la felicidad cuando asoma levemente.
Y sí, la insatisfacción es la enfermedad de los seres inteligentes, la maldicion, la marca con la que algunos nacen. Es la búsqueda del siguiente hito, del más dificil todavía, de algo que nunca llegará. Pero es el motor al fin y al cabo.
Cuando quiera lo comentamos con un te con pastas, de esas que me manda mi prima de Cuenca.
Un beso.
Que buen año ese coño!!
ResponderEliminarOjalá existiera una auténtica cura para el dolor profundo de los que conocen la verdad de las cosas. Yo hago castillos en el aire. Hermosos castillos en los que entro y salgo a placer, y gobierno a mi antojo. Cuanto más horrible es mi realidad, más hermoso es el mobiliario de mi castillo de fantasía. Lo mejor es que, al parecer, crear castillos en el aire puede llegar a ser incluso lucrativo, si los haces para compartirlos con el resto de los mortales. Lo peor es que no se puede estar siempre ahí arriba, y cada vez uno tiene más ganas de tragarse la llave para no volver jamás.
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